Vengo a ofrecerte un espacio para crear con arcilla esa noble y natural materia que la Madre Tierra nos ofrece.

La arcilla nos vuelve niños. Necesitamos amasar. No solo damos lugar a que un sinfín de emociones se depositen en ella, también acariciamos con nuestras palmas y las terminales nerviosas de nuestros dedos. Son masajes directos al alma.

Hay quienes buscan la perfección en una pieza determinada —y eso es maravilloso—, y hay quienes desean simplemente crear desde la intuicion dando forma a un objeto

Como sea, es imposible no agradecer que, aún siendo adultos, aquellas icónicas tortitas de barro de la infancia hayan evolucionado con nosotros. Ahora poseen nuevos atributos y nos siguen regalando espacio para expresar no solo lo que somos, sino también lo que deseamos ser.